Exigimos el respeto que no nos damos, la vergüenza que entregamos y la consideración que no tenemos. El mismo decoro que pretende y reclama la prostituta cuando le llaman “puta”.
He ejercido de forma activa e intensa mi carrera profesional. Soy un abogado comercial y en tal condición he acompañado a muchos emprendimientos de inversión extranjera. La perspectiva más fiel y realista del país no es la de aquel que disfruta de unas vacaciones de verano en sus playas, sino la de quien decide colocar sus capitales en su mercado. Leer articulo completo: República Dominicana, un país de mierda
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